Conocí a Mara en una noche casi mágica. Todo lo que la rodeaba era mágico o trágico no sé, quizás ambas cosas están relacionadas. Hoy al recordar intento armar este rompecabezas que muchas veces vuelve en forma desordenada a mi memoria, con imágenes recortadas, sensaciones, y escenas que son como enigmas que no puedo resolver. Quizás no haya nada que resolver y solo se trate de un par de adolescentes buscando una identidad que nos fue robada o escondida como a tantos en este país. Pero aún así tengo la necesidad de encontrar algo. Invoco su nombre en los buscadores de Internet especulando con encontrar su foto junto a algún epígrafe que hable de una profesional destacada en alguna profesión inimaginable. O como alguna hija de desaparecidos que recuperó su identidad. Conservo una imagen suya joven y adolescente la cual quisiera poder contrastar con su imagen actual para poder reconocer el paso del tiempo en ella como a pasado en mí. Creo que quizás no he cambiado demasiado en esencia aunque hoy tenga cuarenta y seis años. A veces temo que haya muerto y mi búsqueda sea inútil, las luces muy brillantes se agotan más rápidamente. Quizás se convirtió en una mujer mediocre con hijos, que solo habla de programas de TV y esta llena de prejuicios. No sé, mi única certeza es que su luz era tan poderosa que hasta hoy la recuerdo.
En ese entonces yo trabajaba en un café de la calle Araos casi esquina Mansilla, funcionaba en una vieja casa de Palermo en la cual tiempo después me entere, había vivido el Che Guevara. Mucho tiempo antes de que el lugar fuera trasformado en un bar. Hace poco en una biografía dominical vi una foto del Che en su juventud, recostado en el piso de su balcón de la calle Araos y creo haber reconocido los dibujos en esos mosaicos que acompañaron mis momentos de ocio también o mis salidas furtivas para mirar quien golpeaba la puerta. El lugar estaba en un primer piso, un Púb, como se le decía en los 80`. Ahí trabajaba, vivía y dormía. Mi situación personal no era la mejor pero me las había arreglado para, al menos no estar en la calle, tenia un trabajo y además un techo donde dormir, lo que no tenia era una cama. Así que muchas veces me recostaba sobre varias sillas puestas en fila o sobre el escenario con algunas frazadas, mi joven espalda lo soportaba no sin hacerme algunos reclamos por las mañanas. Una noche, no sé si era viernes o sábado, pero en la que no habíamos tenido show (razón por la cual cerramos temprano) golpearon la puerta, yo me asome al balcón pensando que se trataba de algún amigo que me venia a buscar y allí estaba ella con una campera de cuero negra, tan llamativa y seductora como siempre la vería luego.
Me pregunto si estaba cerrado, le respondí que si, que hoy no había show y enseguida le dije que espere que iba a bajar, me apure, tenia ganas de ver de cerca a esta hermosa criatura que golpeaba mi puerta como salida de la mejor de mis fantasías. Así fue ella siempre para mí, como un ángel salido de mis fantasías pero al cual yo no podía conservar cerca por más esfuerzos que hiciera, un ángel, un sueño o una quimera.
Cuando llegue a la puerta abrí y ella me miró fijo con sus grandes ojos grises, su pelo rubio y ese aire frágil pero temerario a la vez.
- Hola, que tal? Pensé que estaba abierto, me dijo
- No, se suspendió el show que teníamos y cerramos temprano, como te llamas le dije,
- Mara, me respondió
Luego de algunas explicaciones acerca de por que estaba cerrado y de ella, acerca de por que había venido, le dije:
- Si queres pasar te invito una cerveza
- Bueno me dijo, en contra de todas mis previsiones.
Ok, aceptó, que hago ahora? me pregunte.
No sé como, si gracias a mi poder de seducción o al suyo, en unos instantes estábamos hablando de nuestras vidas, contándonos cosas como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo, con una cálida comodidad y muy relajados. Por momentos tenia la misma sensación que a veces me asaltaba con alguna gente, de no creer demasiado en lo que me decía. En mi adolescencia fui un gran mitómano y no hay nada más fácil para mí que descubrir cuando alguien fábula o inventa cosas, rara vez me equivoco. Es como tratar de estafar a un estafador. Ella también mentía, pero cuanto de lo que me decía era verdad y cuanto mentira? Que carencias eran las que trataba de ocultar con sus mentiras? ¿Cómo hacer para filtrar sus palabras y descubrir hasta donde llegaba la verdad y hasta donde la mentira?. Por momentos trataba de olvidarme de mis cavilaciones y pensaba: “Pero esta aquí hablando con migo, nadie la obliga y parece estar pasándola bien”
Me costaba creer que una chica tan hermosa había aceptado de la nada tomar una cerveza con migo, en un boliche cerrado, los dos solos. No había duda de que yo también mentía, exageraba y fabulaba en mi plan de seducción, quien era yo entonces para juzgarla? Por que no abandonar esos pensamientos y dedicarme a disfrutar de lo imprevisible de esa noche.
En algún momento, alguno de los dos propuso ir a tomar algo a otro lugar. Salimos, caminamos juntos por las calles de Palermo, ella me tomo del brazo y mi corazón latió más rápido, ese estúpido gesto me había dejado automáticamente sin palabras. Me era imposible seguir hablando e ignorarlo. Pero luego de una cuadra la mire y le dije:
- Dónde vamos?
- Vamos a Remember me dijo.
Un Pub, sobre Guemes, con ambiente agradable aunque un poco careta, ok pensé es el lugar ideal, no me voy a encontrar con nadie conocido ahí y podré dedicarme tranquilo a ella. Apenas entramos un pelado grandote se acerco a la mesa a saludarla cariñosamente, ella me presentó y el chabon me miró y me saludo atentamente, pero luego me ignoró e intento llevársela insistiéndole lascivamente en que se fueran juntos. Yo me quede algo sorprendido, observando, no daba para meterme era obvio que tenían una relación, ella se puso medio incomoda y le dijo que no, él insistió e intento llevarla tomándola del brazo pero ella se soltó diciéndole algo como:
- ¡Que haces nene deja de molestar!
Creo que la reacción de ella lo sorprendió, la gente se dio vuelta y el tipo se dio cuenta que se estaba metiendo en problemas, me miro yo le hice un gesto arqueando mis cejas, que no quería decir nada, pero quedaba bien. No tenia ninguna intención de pelear con este tipo, más bien deseaba que se fuera lo antes posible y me dejara seguir con mi noche mágica.
- Me dijo: discúlpame flaco y se fue,
- No es nada, todo bien. Dije yo, casi obsecuente.
La mire a Mara y ella me dijo:¡ es un tarado...!
Mi libido descendió a menos 10 en pocos segundos ya no tenia ganas de estar ahí y creo que tampoco tenía ganas de estar con ella. Pero trate de disimular mi incomodidad con curiosidad por saber cual era la relación que la unía con este tipo. Intente preguntarle - es tu novio? - era tu novio? Que onda? Pero ella se encargaba de esquivar cualquier tipo de explicación que me pudiera aclarar algo y me respondía dejándome todas las frases por la mitad.
- Es un amigo, me dijo.
Insistir significaba meterme en un terreno en el cual ella evidentemente no tenía intenciones de entrar. Se me ocurrió pensar que tal vez el pelado era alguien como yo. Quizás fue otra victima de su histeria, en alguna noche solitaria. De pronto se levanto y me dijo:
- Ya vuelvo, se acerco a la barra en donde estaba el pelado, él la rodeó con un
brazo, ella le habló muy cerca del oído se sonrieron, ella se sacó el brazo de la cintura le dio un beso en la mejilla y volvió a la mesa. Yo a esta altura ya estaba pensando como hacer para irme sin generar una situación violenta. Ella se sentó y me dijo:
- Por que no nos vamos?
- Dale le dije yo sin dudarlo, salimos del lugar, el pelado me saludo al pasar
Pidiéndome disculpas y yo hice otro gesto inútil con la cabeza.
En la calle me fue muy difícil disimular mi incomodidad y mis ganas de irme, no sabía muy bien como decirle y no sabía tampoco que era lo que quería hacer. Ella inmediatamente me tomó del brazo y me dijo:
- Me gustaría llevarte a comer a un lugar muy especial para mí.
- Yo le dije: - A todos los llevas ahí? .
- No nene que té pensas, tengo ganas de llevarte por que me gusta estar con vos y me gustaría que compartas este lugar con migo.
Mi libido había vuelto a subir unos cuantos grados era obvio que ya no me quería ir. Me intrigaba esta mujer, era como tratar de descifrar un jeroglífico, cuando creía empezar a entender algo todo sé venia abajo y tenía que volver a comenzar, pero ella seguía manteniendo mi interés vivo con su sola presencia. Creo que sentía que abandonarla era perderme este universo mágico que la rodeaba y que me tenía totalmente atrapado, como un cuerpo celeste atrapado en la orbita de un planeta.
Por fin llegamos a un restaurante en Scalabrini Ortiz y Juncal creo. Le dije:
- No creo que me alcance el dinero para comer aquí
- Pero no te dije que te quería invitar yo pago.
Un mozo nos ubico muy amablemente, en una mesa de dos cerca de la ventana. Tomamos un vino, comimos algún plato no muy caro y jugamos a ser una pareja de novios ante la mirada de los demás. La noche volvió a inundarse de magia y yo volví a caer en sus encantos con deseos de que nada termine. Salimos del lugar y caminamos unas cuadras abrazados en silencio, nos detuvimos a besarnos por un largo instante y seguimos caminando en silencio.
- Me tengo que ir a casa. me dijo
La acompañe hasta Mansilla y Cnel. Díaz en la puerta de un edificio me despidió prometiéndome pasar por el bar, no entro hasta que no me fui y sospeche que esa no era su casa pero no quería ya descubrir que era verdad y que era mentira, no tenia importancia, sabía que era difícil que la vuelva a ver.
Y así fue, la espere los primeros días, por las noches me quedaba en el boliche solo, esperando que volviera a pasar. Cuando teníamos show yo estaba atento a la gente esperando verla entrar, sola o con algún grupo de gente, pero nada. Creo que paso más de una año, ya había dejado de esperarla y tenía alguna que otra historia o histeria rondándome. Ya había comenzado a olvidar de su rostro y algunas veces pensaba si realmente había pasado o si lo había soñado. Se lo conté a algún amigo pero mi historia era tan inconclusa que no despertaba ningún interés. Una noche de show, con el boliche lleno de golpe ella se acerca a la barra y sonriendo me pregunta:
- Hace un tiempo yo vine acá una noche y estuve charlando con un chico, creo que se llamaba Jorge.
- Yo la mire y le dije: era yo, no té acordas de mí?
- Si, creo que si pero no estaba segura, como estas?
Pese a la desagradable sensación que me produjeron sus primeras palabras no estaba dispuesto a dejarla ir fácilmente.
- Vení pasa, le dije invitándola a pasar detrás de la barra, ella entro y hablamos
como viejos amigos que se reencuentran aunque sobre actuando un poco, en un momento ella me dijo:
- Vine con unos amigos ahora vuelvo y se fue. La vi hablar con unas parejas que
estaban sentadas cerca del escenario, luego de un rato volvió y me dijo:
- Ya esta me despedí, me quedo con vos y mirándome a los ojos me dijo: puedo?
Ella tenia esa virtud, habilidad o no se como llamarlo pero un momento antes me hacia sentir alguien fácil de olvidar, descartable y unos instantes mas tarde elevaba mi autoestima por los cielos.
Se quedo detrás de la barra ayudándome y charlando. Hablamos del tiempo transcurrido pero ella era otra, había cambiado y seguía siendo la misma a la vez. Me dijo que su padre era policía y que ella era adoptada, que no sabia quienes eran sus verdaderos padres, yo le conté mi historia que tampoco era muy fácil, sabia algo de autocompasión, lo que era no saber quienes eran tus padres, yo nunca conocí a mi madre. La gente se fue, cerramos el bar y nos quedamos hablando dentro, luego de un rato estábamos besándonos y haciendo el amor en el piso sucio, entre las mesas y las colillas de cigarrillos, como dos animales desesperados, cogimos, paramos, comimos, reponíamos energías y volvíamos a coger en otro lugar del boliche. Ella se entregaba a mí cumpliendo todas mis fantasías, era como una diosa sensual que estaba en un rango de mujer a la que yo no podía acceder. Yo un lumpen que dormía en un bar y no tenia donde caerme muerto, curtiendo con este bombón de barrio norte, que estaba perdida y sin rumbo, envuelta en dolorosos sofismas familiares. Pero yo la desee, la ame y trate de no aferrarme por que temía perderla nuevamente. Esa noche ya entrada la madrugada la acompañe hasta su casa. No era el mismo edificio al cual me havia llevado la vez anterior y que yo intuí que no era su casa, pero preferí no decir nada para no romper el hechizo de esa noche. Me mostró el balcón del primer piso y me dijo:
- Esa es mi casa. La bese en la puerta y prometió buscarme al día siguiente. Me
quede esperando, la vi entrar y tomar el ascensor. Pasaron algunos días y no apareció. La diferencia era que ahora yo sabía donde vivía y podía ir a buscarla. Ronde su casa algunos días esperando encontrarla en forma casual o no tan casual, hasta que una tarde ya no aguante y toque el timbre, ella me atendió
- Quien es?
- Esta Mara? soy Jorge.
Sonó la chicharra, abrí la puerta y subí. Ella me atendió en camisón
- Hola mi amor me dijo, un poco asustada
- Como es esto Mara. Mara es tu nombre? O me mentiste también con eso? Ya no sé que es verdad y que es mentira con vos, apareces desapareces, ¡decime la verdad por favor! Estas saliendo con alguien? Por que me haces esto?
- Yo no te hago nada mi amor, yo no te miento solo que no pude ir a verte, no seas tonto. Queres tomar algo? Estaba planchando. Por que te pones así? Mira queres ver mi cuarto?
- No mejor me voy Mara, disculpa, mejor me voy
- Pero no seas tonto yo te quiero, me rodeo con sus brazos y me beso, en una
acción tan forzada y poco natural que me hizo sentir peor aún . Camine por las calles tratando de ordenarme pero no podía pensar en nada, lo que había hecho era tonto, estúpido. Que podía reclamarle yo, ella nunca me prometió nada mas que alguna cita no cumplida, y en el rango de reclamos esto no era precisamente algo muy importante. Pero de todas maneras ella había reaccionado calidamente a mi enojo tratando de no lastimarme. Pero lo hacia por mí o por miedo a que yo hiciera una escena en casa de sus padres. Camine varias cuadras pensando en estas cosas pero sin poder sacarme el dolor y el sabor amargo que me había dejado saber que nuevamente la había perdido.
Al día siguiente estaba yo con una amiga en la rosticería de la esquina eligiendo comida, cuando de golpe siento que me tapan los ojos de atrás y me dicen quien soy?
No tengo idea respondí, como no sabes y me dio vuelta y me estampo un beso, yo quede tan sorprendido que no sabía que decir, inmediatamente me acorde de mi enojo y trate de actuar en consecuencia pero era inútil, ella estaba ahí haciendo el papel de novia en contra de todas mis previsiones, comimos juntos y muy abrazados, mi amiga se mostró algo celosa. Mara estaba incomoda, de golpe yo me había convertido en el que abandonaba y ella en el papel de la chica desvalorizada. La presencia de mi amiga y sus incipientes celos la hacían ubicarse en este rol Me sentí raro, como era posible que ahora yo tuviera que explicarle que nada pasaba con mi amiga, que era ella quien me importaba de verdad. Pero creo que esto a la vez levantaba mi orgullo frente a ella y también a mi amiga, la que de golpe había demostrado tener más interés en mi que el habitual. Las mujeres son increíbles, a veces reaccionan de manera tan previsible que parase infantil y otras son tan imprevisibles que asustan.
Luego de un rato me dijo:
- me tengo que ir, no puedo volver tarde a casa, nos vemos mañana?
Es posible evitar que la memoria y el tiempo trabajen sobre nuestros recuerdos, resaltando pequeños detalles y olvidando otros?. Es acaso importante lo que olvidamos?. Tal vez este mecanismo nos hace sintetizar los recuerdos en emociones, agradables o desagradables.
Quisiera saber cual es el recuerdo de Mara sobre aquellos días? cual habrá sido el valor que tuvo para ella? Como fue la síntesis de su memoria? Podrá mirar hoy ese pasado desde un lugar mas tranquilo y aprendido sin renegar y comprendiendo sus acciones a la distancia? Habrá distancia? Vivirá todavía?
Esa semana fue nuestra semana de novios nos vimos casi diariamente, ella me acompañaba a hacer mis cosas y yo la acompañaba a ella pasamos algún tiempo juntos pero durante el día en las noches casi no nos veíamos, no recuerdo bien si era por que no la dejaban salir, pero si recuerdo que yo seguía desconfiando de sus excusas, nunca estaba del todo seguro hasta donde debía y o no creerle.
No se muy bien como, pero un día ya no volvió, y si bien yo intente llamar su atención enviándole flores y cartas en donde le decía que lo importante que era para mí, ella no volvió hasta mucho tiempo después cuando ya no la esperaba.
Habían pasado meses, no sé sí un año.
El mundo es un lugar extraño a veces. No, en realidad el mundo es el mundo, somos nosotros y nuestras relaciones en él, las extrañas. Como en un juego inconsciente vamos atravesando puertas que nos llevan a otras puertas y así sucesivamente, a veces nos devuelven a la primera sin comprender muy bien como volvimos al mismo lugar pero ya no siendo los mismos.
Forjamos el destino desde nuestros deseos, carencias y virtudes, sin demasiadas certezas, con más o menos conciencia, con más o menos recursos, por acción o por omisión, con frustraciones y alegrías. Y afectando con nuestras decisiones otros destinos como en una red celular infinita. La humanidad como un solo organismo, loco ó enfermo, que intenta mutilarse así mismo mediante guerras y genocidios. Como si una mano peleara con la otra por cual rasca la nariz. No sé, creo que el único plan posible esta en nuestras manos, aunque no siempre seamos concientes de esto. Es mucho más fácil y tranquilizador adjudicarle a otro la autoría de nuestro destino, pero al menos a mí, se me hace imposible creerlo.
Creo que escribir sobre Mara es como arrojar una piedra al lago, quizás las ondas del impacto lleguen hasta su orilla.
Me siento vacío, pienso si vale la pena seguir adelante, por que no sé lo que busco y uno cuando escribe debe buscar algo, algo que decir, algo para contar, algo que le de sentido a la historia. No tengo historia solo recuerdos que se agolpan por salir en mi cabeza, como buscando una explicación un sentido que no encuentro. Pero creo que el sentido esta más allá de Mara, el sentido es mi propia historia, mi propia búsqueda, mi identidad, algo que vi. furtivamente al pasar en un espejo que se llamo Mara.